Los Piaroa -también conocidos como Huo¸ttü¸ ja¸(gente con conocimiento) o De’aruha (señores o dueños de la selva)

  

Los Piaroa (un término de origen desconocido), también conocidos como Huo¸ttü¸ ja¸(gente con conocimiento) o De’aruha (señores o dueños de la selva), son un pueblo de agricultores que habitan principalmente en zonas boscosas del Orinoco Medio.
El último censo indígena de Venezuela estima su población en poco más de 14.500 personas, además de otras 800 en Colombia (Arango y Sánchez 1998), y varios estudios coinciden en describirlos como a una población en crecimiento (Mansutti 1995; Zent 1993). Su lengua, el Huo¸ttü¸ ja¸ ttihuene, pertenece a la familia Sáliva, una familia lingüística que también incluye a los Mako, los Sáliva, los Áture (extintos) y posiblemente los Jodï (ver capítulo sobre los Jodï), quienes conforman una isla independiente en una zona dominada por pueblos de filiación mayoritariamente
Caribe y Arawaka.
Su territorio en Venezuela ocupa una extensión de alrededor de 30 mil Km², aproximadamente el área de Bélgica, que abarca las cuencas de los ríos Sipapo, Autana, Cuao, Guayapo, Samariapo, Cataniapo, Paria, Parguaza, Ventuari y Manapiare, además de los ejes carreteros que conectan Puerto Ayacucho, capital del Estado Amazonas, con el puerto de Samariapo, al sur, la cuenca media del Cataniapo,al este, y el Estado Bolívar, al norte. En Colombia viven entre los ríos Vichada, al norte, y Guaviare, al sur, en la margen occidental del Orinoco, y sus comunidades se encuentran principalmente en los resguardos de Matavenfruta, Atanapiramiri yCañozama, en el sur del Departamento del Vichada.
Durante los últimos cuarenta años los Piaroa han experimentado grandes cambios sociales y culturales, que incluyeron una migración masiva hacia áreas de fácil acceso a los bienes, servicios e ideas de la sociedad nacional, en la periferia de su territorio tradicional. Los centros de atención médica, en particular, han jugado un rol centralen este reordenamiento espacial. La biomedicina ha tenido, en general, un impacto positivo en su salud, si bien ha estimulado una concentración de población acelerada alrededor de los centros de atención médica, donde los recursos naturales y la tierra tienden a escasear. Sin embargo, su base económica continúa siendo agrícola y son relativamente independientes desde el punto de vista alimenticio.
H i s t o r i a
No se conoce con exactitud la fecha del primer contacto entre los Piaroa y la sociedad occidental, pero las primeras referencias en la historia escrita datan de la segunda mitad del siglo XVII, cuando misioneros jesuitas establecidos entre los ríos Meta y Casanare los contactaron y describieron como Pearoa, aunque es a partir de mediados del siglo XVIII que comienza a aparecer el apelativo piaroa y se encuentran observaciones más precisas en las crónicas del sur del Orinoco, más notablemente en las de Román (1749), Vega (1750), Alvarado (1760), Solano (1762) y Gilij (1780-84). Posteriormente establecieron contactos esporádicos con exploradores científicos del siglo XIX (Humboldt y Bonpland 1814-19; Michelena y Rojas 1867; Creveaux 1883; Chaffanjon 1889) así como con la poca población criolla asentada en el territorio. Sin embargo, no es sino hasta después de los años sesenta del siglo XX que entablan relaciones frecuentes con la sociedad nacional y comienzan a asentarse en áreas de fácil acceso a los mercados y servicios del estado. Las etnografías de finales de los sesenta, de hecho, los describían como a una sociedad aislada y temerosa del contacto (Boglar 1970; Monod 1970; Overing 1975; Wilbert 1958).
El aislamiento voluntario en el que se hallaban los Piaroa para ese entonces, a más de 300 años del primer contacto, se debió principalmente a que éstos son una sociedad pacífica, desde el punto de vista físico, cuyas principales estrategias defensivas ante las agresiones externas eran la evasión y la protección chamánica. Los primeros siglos de la colonización del Orinoco trajeron consigo violencia, epidemias de nuevas enfermedades letales, misiones religiosas y tráfico de esclavos, entre otras fuerzas, a las que los Piaroa se opusieron reduciendo sus relaciones con el mundo exterior al mínimo, refugiándose en zonas boscosas de difícil acceso, principalmente entre las serranías del Cuao, el Autana y el río Marieta. Ésta es el área que hoy identifican como su territorio ancestral (juttoquiyu) y donde se concentran la mayor parte de sus sitios sagrados (Mansutti 1990; Zent 1992).
El aislamiento relativo en el que se escudaron hasta finales del siglo XX sirvió también como estrategia de control de las enfermedades introducidas por los europeos, que estos probablemente veían como otras formas de agresión externa, debido a que desde su perspectiva la guerra y la enfermedad están conectadas a un nivel supernatural (ver más adelante). De hecho, esta visión, reforzada por un patrón de asentamiento disperso y en permanente movimiento, fue relativamente efectiva en la lucha contra las enfermedades y las agresiones externas, permitiéndoles sobrevivir a varios de sus vecinos que mantuvieron contactos más intensos con la sociedad occidental, como los Áture y los Sáliva. La extinción de sus vecinos dejó grandes áreas despobladas en los alrededores de su territorio, que los Piaroa fueron poblando gradualmente (Mansutti 1990). Además, los Piaroa absorbieron a grupos vecinos diezmados y minoritarios durante los últimos siglos, con lo cual experimentaron un constante crecimiento, a la vez que se alimentaban las diferencias culturales que hay al interior de su sociedad, ejemplo de lo cual es la faltade consenso sobre su propio gentilicio (Zent 1992: 50-51; Zent 1995). El más recientede estos casos, aún en marcha, es la asimilación de la minoría yabarana por la mayoría  piaroa al este del territorio. Esta expansión territorial sólo se ha visto interrumpida porperíodos de violencia o epidemia en la frontera de su territorio, tales como la violenciadel fin del período de extracción cauchera, durante los cuales se retraían a su territorio ancestral. Mansutti propone por esto que su patrón demográfico y territorial ha pasadopor varias expansiones y contracciones a lo largo de los últimos siglos, aunque siempreal margen de las fronteras de colonización neo-europea (Mansutti 1990). A mediadosdel siglo XX, sin embargo, la coincidencia de una serie de eventos hizo que la actitud dela sociedad piaroa hacia el mundo exterior, y en particular hacia la sociedad nacional, cambiara radicalmente.
Fuente: LOS PIAROA
( Hu o̧t t ü̧ j a ̧ / De ’ a r u h u a )1

Germán Freire y Stanford Zent

Vichada, Colombia, guía turística Generalidades del Vichada

  

Vichada, Colombia, guía turística
Generalidades del Vichada
65.209 hab. 28 ºC 144 m. s. n. m.
Latitud 4° 26´ norte y longitud 69° 18´ oeste
Municipios
Puerto Carreño, Cumaribo, La Primavera y Santa Rosalía.
Geografía, límites e hidrografía
El Departamento del Vichada está ubicado en la región de la Orinoquía, extremo oriental de Colombia, entre los ríos Meta, Guaviare y Orinoco. Por el norte limita con el río Meta, separándose así de los territorios de Casanare, Arauca y la República Bolivariana de Venezuela. Al sur, el río Guaviare lo separa de los departamentos de Guainía y Guaviare. Por el occidente limita con los departamentos de Meta y Casanare. Y por el oriente, con la República Bolivariana de Venezuela. Su extensión, de 100.242 km2, representa el 10% del territorio nacional. Situado entre las márgenes izquierda y derecha de los ríos Orinoco y Meta, respectivamente Vichada se instala como un referente del potencial hidrográfico colombiano.
Naturaleza, flora y fauna
No hay aspecto que defina mejor la identidad vichadense que la naturaleza. Sabanas, bosques, selvas de transición y morichales configuran algunos de los ecosistemas másrepresentativos de la zona oriental colombiana.
Sumado a ello, la presencia de los ríos Vichada, Bita, Orinoco, Meta, Guaviare, Tuparro, Tomo, Uva, Muco, Cada y Guarrojo exhibe un panorama de vida silvestre que combina, en un mismo escenario, especies de mamíferos, aves y peces.
Sabanas y zonas inundables, por un lado, han favorecido las condiciones para el crecimiento de pastos naturales, como la saeta, la paja peluda, la paja guaratara, la paja rabo de zorro, y especies arbustivas, entre ellas el chaparro, el alcornoque, el corozo y las palmas de moriche.
Por su parte, los bosques de galería, localizados a lo largo de las riberas de los ríos, exponen algunos ejemplares arbóreos alrededor de sus ecosistemas. Cedro, caraño, gualanday, cumare, flor amarillo y congrios se cuentan entre las especies características.
De las selvas de transición, entre los ríos Vichada y Guaviare, se destacan especies como el palo de murciélago o ‘dormilón’, sasafrás, cachicamo y pendare. Los morichales, constitutivos del panorama natural vichadense, se caracterizan por formaciones vegetales, entre las cuales se levantan las palmas de moriche. Con alturas que alcanzan hasta los 18 m, alrededor de cuerpos de agua,  como lagunas y caños, estos ejemplares se erigen como albergue de mamíferos, aves, reptiles, peces y anfibios.
El potencial biótico en esta zona de la Orinoquía colombiana se evidencia, además, a partir de la diversidad fáunica de los Llanos Orientales. Al escenario hidrográfico, boscoso y florístico departamental se suman especies animales, como pumas, perros de agua, chigüiros, tigres, osos hormigueros, zorros, lapas, águilas, yamúes, sapuaras y cachamas.
Naturaleza, fauna y flora son sinónimos de riqueza y conservación. Por eso, al visitar territorio vichadense, recuerde prepararse para un encuentro con ecosistemas poco comunes para el habitante de la ciudad, que exige respeto y conciencia ecológica.
Población
Una población cercana a los 57.000 habitantes, entre indígenas, llaneros y colonos, hacen del departamento un territorio multiétnico y multicultural. Miembros de las etnias sikuani, piaroa, puinave, amorúas, cuiba y saliva, representan, aproximadamente, el 60% del total de la población. Puerto Carreño, la capital del departamento, y las zonas ganaderas ubicadas en los municipios de La Primavera y Santa Rosalía, albergan el porcentaje restante, correspondiente en su mayoría a comerciantes y campesinos provenientes de diferentes regiones del país.
Fuente: Vichada, Colombia, guía turística


Cundinamarca, Colombia, Guía Turística Parques naturales

  

Cundinamarca, Colombia,  Guía Turística
Parques naturales
Cabe resaltar que el departamento cuenta con importantes parques y reservas, que sobresalen por sus atractivos naturales.
Tratándose de parques nacionales, Cundinamarca cuenta con dos de destacada belleza: el Parque Nacional Natural Chingaza, que abarca 76.600 ha. de paisajes solitarios y nublados, donde se pueden observar diversas especies. Este parque es considerado una fábrica de agua, la demostración más grande son las lagunas de Siecha y Chingaza.
Otra de sus importantes reservas es el Parque Nacional Natural del Sumapaz, que comparte con los departamentos de Meta y Huila. Está ubicado entre la cordillera Oriental y el piedemonte llanero, y es uno de los principales ecosistemas de páramo que existen en el país. Por ser un ecosistema tan rico y protegido, cuenta con innumerables fuentes de agua, razón por la cuál ha sido objeto de conservación.
Historia de Cundinamarca
Cundinamarca ha sido cuna de diversas civilizaciones desde la prehistoria. Los primeros indicios señalan que esta zona fue poblada hace 12.000 años, por hombres primitivos que se dedicaban a la caza y la recolección, provenientes del valle del río Magdalena, quienes tenían su asentamiento en los abrigos rocosos del Tequendama.
Los estudios arqueológicos indican que Cundinamarca fue poblada por tribus muiscas de la familia lingüística chibcha hace tres mil años, en lo que se conoce como el periodo Clásico. Se trataba de agricultores que siglos después fueron invadidos por otros pueblos de origen caribe, provenientes del norte del país.
Durante la Conquista y la Colonia, los habitantes de esta región tuvieron que sacar su casta guerrera para enfrentar a los españoles, en luchas con aborígenes comandados por el zipa, un legendario cacique de la zona que gobernaba los pueblos conocidos hoy como la sabana norte.
El territorio cundinamarqués, además, fue escenario de cumbres de los conquistadores españoles Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar. A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, desde el departamento se definió el rumbo del país, con la transición de la Gran Colombia al Estado soberano de Cundinamarca. Las luchas entre centralistas y federalistas tuvieron lugar aquí, así como el proceso de reconquista español. independiente y libre del régimen español que se pretendió establecer a partir de 1810, cuando se gestó la Independencia.
Pero fue a finales del siglo XIX cuando comenzó a delimitarse el territorio cundinamarqués, como se conoce actualmente, a partir de la Constitución Política de 1886. A partir de allí se constituyó la República de Colombia, gobernada entonces desde Tocaima por el presidente Manuel Antonio Sanclemente, quien no soportaba el frío del altiplano.
Ya en el siglo XX, Cundinamarca pasó a ser gobernada desde Bogotá, que es su capital administrativa, aunque la Gobernación no tiene injerencia en la administración de la ciudad. Durante el Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, a mediados del siglo XX, Bogotá se convirtió en distrito especial, y 40 años después, en distrito capital, aunque sigue siendo la sede administrativa del departamento, bajo un régimen autónomo e independiente en política y recursos.
Fueron Antonio Nariño y Camilo Torres, en Cundinamarca, los protagonistas del forcejeo por la definición del modelo de nación.
Cronología
En 1538, la sabana de Bogotá fue escenario del encuentro de los conquistadores Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar.
En 1548 se constituyó la Real Audiencia, perteneciente al Virreinato del Perú.
Desde 1564 se nombraron presidentes.
El 20 de julio de 1810 se dio la gesta de la independencia en territorio cundinamarqués.
En 1831 se separó la Gran Colombia, y Cundinamarca se constituyó en uno de sus departamentos.
En 1886, gracias a la nueva Constitución Política, Cundinamarca se convirtió en departamento, a partir de la creación de la nueva República de Colombia.
La Constitución de 1991 la ratificó como distrito capital; así, la convirtió en ente independiente y de primer orden en el país.
Fuente: Cundinamarca, Colombia,  Guía Turística


Guía Quindío Agroturismo - Turismo Rural

  

Guía Quindío
Agroturismo - Turismo Rural
El café fue la razón fundamental para crear una nueva forma de hacer turismo en el Quindío. Hoy los dueños de fincas son anfitriones que facilitan las condiciones a los viajeros interesados en conocer todo acerca de la cultura cafetera, y que quieren ver cómo los caficultores siembran, recogen, secan y trillan el grano. Todo un proceso por el que se ha logrado el prestigio mundial de dicho producto agrícola.
Hacer turismo rural en las fincas del Quindío significa contemplar los cafetos llenos de frutos, disfrutar la naturaleza, divisar el vuelo de mariposas multicolores y escuchar el canto de cientos de pájaros. Es el placer de la grata compañía, de una buena charla campesina y del suave sabor del café recién colado.
Las haciendas cafeteras, que en su mayoría sirven de hospedaje, están presentes en casi todos los municipios del Quindío. Pero además del conocimiento de la cultura cafetera, el turismo rural implica varios temas complementarios que tienen que ver con la rutina diaria del trabajador y de quienes idearon la forma de mostrar una parte de Colombia a través de las costumbres y las tradiciones. proceso por el que se ha logrado el prestigio mundial de dicho producto agrícola.
Pionero en el desarrollo de estos complejos turísticos, el departamento del Quindío concentra gran parte de su potencial con el ofrecimiento de los parques Nacional del Café en Montenegro y el Nacional de la Cultura Agropecuaria Panaca en Quimbaya; así mismo, con el Jardín Botánico del Quindío y el parque Recorrido de la Cultura Cafetera Recuca, ambos localizados en jurisdicción de Calarcá. Además de ser lugares de entretenimiento, estos espacios recrean en gran medida la naturaleza, los recursos, la economía y las tradiciones quindianas.
Es tan importante el aporte de los parques al sector turístico, que su visita es una actividad obligada en los planes de los viajeros, quienes por su cuenta, o a través de agencias, reservan el tiempo necesario para obtener los servicios de los parques, independientemente de que ya se hayan visitado en ocasiones anteriores. Porque, entre otras razones, dichos lugares se renuevan con frecuencia para ofrecer más sorpresas a los visitantes.
Los parques se han consolidado como una oferta turística gracias al trabajo recursivo de los quindianos, quienes idearon la manera de juntar en un solo lugar muchas de las razones que hacen atractivo todo el destino. Aquí, además de diversión, hay aprendizaje, amor por la región y nacen deseos irrefrenables de volver o de recorrer la zona. Los parques emulan un itinerario por el departamento, exponiendo de una manera acertada muchas de sus características.
El Quindío dispone de las instalaciones y la logística necesarias para la realización de convenciones empresariales. Hoteles, haciendas y centros vacacionales rodeados de viva naturaleza, reciben a menudo grupos importantes de personas, que simultáneamente a suparticipación en eventos, asisten a los sitios de interés del departamento.
Entre los diferentes recintos, está el moderno Centro Cultural Metropolitano de Armenia, el más grande de la zona cafetera con capacidad para 1.400 personas en sus sofisticadas instalaciones de 15.500 m2 de área total y un moderno auditorio de 1.000 m2. Se obtienen aquí todas las ventajas para la reserva y desplazamiento de los visitantes hacia los hoteles urbanos y campestres escogidos, para que el viaje al Quindío sea a la vez una experiencia de negocios y entretención.
Informes: Centro Cultural Metropolitano. (6) 7495234 314 6840718.

Fuente: Guía Quindío

Región Andina, mitos y leyendas El Mohan o Mojan del Tolima y Huila


Región Andina, mitos y leyendas
El Mohan o Mojan del Tolima y Huila vive en los posos oscuros de los ríos y quebradas tropicales, es personaje tutelar de las aguas y ahoga a quienes intentan bañarse en sus dominios. Los campesinos cundinamarqueses le atribuyen la crecida de los ríos a los “mojanes” y no a la Madremonte. A veces se confunde en el Tolima con el Poira llanero.
La Llorona es igualmente un mítico selvático, muy popular en las selvas del Carare en Antioquia. Personalmente puede comprobar un terrible alarido por cuatro voces en 1940 en otra región de Colombia, en las selvas de la cadena de Guayuriba, región de La Mistralita, en la zona comprendida entre los ríos Negro y Quenane en el departamento del Meta.
Siempre aparece en noches de luna, cuando los monteros solo temen a dos cosas: al tigre, que en tales noches sale a cazar, y al horrendo grito de la Llorona. La lógica indica que el grito debe corresponder a algún tipo de animal, pero su efecto aterrador no permite verificar a que pueda deberse.
La Candileja o luz viajera es un mito compañero de El Mohán y es una luz que aparece en las montañas y cementerios y cuya explicación se debe dar a algún viajero nocturno que fuma un tabaco o lleva una iluminaria o a los fuegos fatuos que se ven en los cementerios campesinos y que son emanaciones de fósforo que salen de las tumbas y al contacto con el oxigeno del aire se encienden; este fósforo procede de los huesos enterrados o, a veces, de metales sepultados en las guacas indígenas.
Entre los mitos menores de la Región Andina se pueden mencionar el de El Poira, en la zona del Huila y el Tolima. La Lengüilarga de Antioquia, que es compañera del Hojarasquin del monte, es un mito menor que también pertenece a la selva; aparte de la notable longitud de su lengua, no se conoce descripciones especiales que se relacione con ese nombre.
Entre las supersticiones se cuentan con los duendes y los espantos, simples apariciones sin virtud maléfica que asustan a los viajeros tímidos, a los borrachos y aventureros nocturnos. En cada zona encontramos estos y muchos más mitos, supersticiones y leyendas.
Medicina Popular
Los campesinos mestizos aplican con frecuencia a sus enfermos yerbas y extractos en forma de cocciones, infusiones, maceraciones, emplastos y pociones, entre otros. Heredados por tradición oral, tomados de las tribus indígenas antecesoras a su estirpe o cercanas a su ambiente, estos conocimientos se utilizan sin saber prácticamente nada acerca de las propiedades farmacológicas de los principios activos de muchas plantas y extractos animales. En medicina popular los más utilizados en la región son el “fute”, la tela de araña y el polvo de los quicios.
Se llama fute a los hongos de penicilina que se forman en el maíz que una vez pilados, se entierra debidamente envuelto y en pocos días produce una masa blanca de hongos que aplicada localmente en las heridas previene las infecciones o ingerida con miel durante los partos, evita la fiebre puerperal; también es aplicada en el ombligo del recién nacido como antiséptico. En cuanto a la tela de araña y al polvo de los quicios, estos también contienen hongos, pero de terramicina o estreptomicina, eficaces aunque
peligrosos por el bacilo tetánico que se halla en las tierras.
La savia del trompeto o sarno también se aplica como desinfectante y anestésico; igualmente conocidos y utilizados en la región andina son el borrachero o huanto, la yerbabuena, el toronjil, el apio, la salvia, el ruibarbo, la mazanilla, el romero, el
tomillo, la higuerilla, y otras muchas plantas y yerbas que en dosis no excesivas pueden ser eficaces.
Fuente: Convenio 1412/2007
Ministerio de Cultura

Fundación Taller de Arte Junior

Vichada Colombia Guía Turística - Bienvenidos a Vichada

  

Vichada Colombia  Guía Turística           
Bienvenidos a Vichada
Vichada, la “octava maravilla del mundo”
En 1799, cuando Alexander von Humboldt se aventuraba hacia territorio americano, jamás pensó que el término “abundancia” podría adquirir un significado nuevo. El mar, los ríos, las playas, las islas, la vegetación, todo era conocido por este geógrafo y naturalista alemán. Sin embargo, los escenarios europeos no lo habían preparado para encarar el espectáculo de naturaleza y biodiversidad que le esperaba en el “Nuevo Continente”. Miles de kilómetros, a través del alto Orinoco, marcarían la ruta del explorador germano por el escenario neogranadino.
Aquello que antes impactó a Von Humboldt se conserva aún en el Departamento de Vichada, como un testimonio de la riqueza natural y la diversidad geográfica de los Llanos Orientales. La confluencia de los ríos Meta, Tomo, Tuparro, Vichada y Guaviare, correspondientes a la vertiente del Orinoco; los raudales de Atures y Maypures, exponentes de la fortaleza hidrográfica; playas naturales, escenarios de fauna y flora nativa; delfines que acompañan la travesía fluvial; bagres, bocachicos, cachazas y sapuaras, entre otras especies de agua dulce; bosques de galería, humedales y zonas inundables, ecosistemas típicos de la región oriental; mamíferos, como dantas, pumas, osos hormigueros, picures y perros de monte; y aves endémicas, como alcaravanes, tiranas y gallitos de roca, complementan esta escena, calificada por el aventurero alemán como “la octava maravilla del mundo”, hoy al alcance de la comunidad viajera nacional.
Los visitantes “capturan” la esencia natural y humana de Vichada.
Regresar a casa significa llevar consigo la imagen de los aborígenes que habitan las localidades; es guardar el recuerdo de los peces ornamentales nativos de la región, entre ellos el arawana azul, el cardenal y el neón; significa revivir el encuentro con las especies que habitan los ecosistemas vichadenses; es comprender finalmente, así como Alexander von Humboldt, el valor de la “abundancia
Vichada
Un departamento para todos los gustos
Vichada es tierra de selvas, como la del Matavén. Allí, más de dos millones de hectáreas, y cerca de 16 resguardos indígenas, se conservan como foco de vida silvestre y evidencia del pasado ancestral.
El departamento es escenario de lagunas, como la de Gibisí, en Santa Rita, o la de Primavera, en el municipio del mismo nombre. Pavones, rayas, garzas, moriches y alcornocos se cuentan entre las especies que acompañan dichos atractivos.
Esta región oriental, además, es epicentro arqueológico. Pinturas rupestres, petroglifos y cementerios indígenas se han convertido en núcleos de investigación especializada.
Vichada es tierra de herederos. La escena de los pueblos primigenios se mantiene en la actualidad como un documento del patrimonio inmaterial vichadense. Guahibos, amorúas y puinaves, entre otras comunidades aborígenes, evidencian el legado histórico de los ancestros locales. Sus modos, costumbres y rituales han encontrado el asilo y valoración necesarios para la protección de la identidad departamental.
Refugios naturales como el Nimajay o Bojonawi, que conservan el territorio y tradiciones de indígenas, garantizan su permanencia y posibilitan, además, el contacto respetuoso con el mundo exterior.
En un solo lugar, el canto de turpiales y arrendajos se mezcla con el rugido de los tigres o el aullido de los zorros; el color verde de las sabanas llaneras contrasta con el amarillo de las playas arenosas, en las orillas de los ríos Bita y Orinoco; los afloramientos rocosos se levantan sobre las zonas hídricas del departamento; y, en general, la naturaleza se exhibe generosamente para confirmar la reputación turística vichadense como destino de ecología y conservación ambiental.
Espacios para la contemplación, desde los cerros; diversión y esparcimiento, en los balnearios y playas; conciencia ambientalista, a través de los bosques y selvas orientales; recuerdos ancestrales traídos al presente; emoción, en los raudales de la Orinoquía; asombro ante la biodiversidad y amor por la naturaleza serán, en conclusión, las sensaciones infaltables en esta aventura por los llanos del extremo oriental colombiano.
Fuente: Vichada, Colombia
Guía Turística
Vive Colombia


CULTURA CALIMA - VIDA DIARIA - CARACTERÍSTICAS

  CULTURA CALIMA VIDA DIARIA CARACTERÍSTICAS La principal actividad económica de esta cultura estaba basada en el comercio de sus esculturas...