Guía
turística Vichada
Cronología
A través del
siglo XV, los saqueos y hostigamientos, característicos de la época
conquistadora, provocaron el desplazamiento de los nativos hacia otras zonas
del oriente colombiano.
En 1620, la
incursión de misioneros jesuitas y la instalación de asentamientos europeos
agudizaron el conflicto entre colonos, indígenas y religiosos.
A finales
del siglo XVI, y tras la expulsión de los religiosos, comenzó el periodo de
independencia nacional, con la participación de campesinos e indígenas vichadenses,
que se unieron al Ejército Patriota. Durante la época de la Colonia, e inicios
de la república, el territorio hizo parte de la Provincia de Santa Fe.
Entre 1821 y
1830 fue adscrito al Departamento de Boyacá.
Entre 1831 y
1857 formó, junto con el Departamento del Meta, el Territorio Nacional de San
Martín.
En 1857
conformó el Estado Federal de Cundinamarca.
En 1867
volvió a formar parte del Territorio Nacional de San Martín.
En 1913, y
por Decreto 523, se creó la Comisaría Especial del Vichada, con capital en San
José de Maypures.
El Decreto
1021, del 12 de junio de 1924, estableció la segunda reorganización de la
Comisaría, y erigió a Egua, hoy Puerto Nariño, como la capital.
En 1943,
Vichada fue segregada de la Intendencia del Meta.
El 4 de
julio 1991, la Asamblea Nacional Constituyente creó el Departamento Especial de
Vichada.
En 1995, el
Gobierno nacional le otorgó las facultades como departamento independiente.
Cultura y Tradiciones
A toque de
arpa se cuentan las historias del Vichada. Generaciones de “copleros” conservan
intacta una tradición que le canta a la flora y a la fauna llaneras.
Desde
Venezuela hasta Colombia, el folclor hace parte de la esencia nativa. Copleros e
intérpretes hablan de amores y de sus aventuras por los llanos de la Orinoquía.
Vichada es
tierra de joropo “valsiao”, zapateo y baile por parejas independientes.
Fandangos,
fandanguillos y flamenco andaluz se cuentan entre los ritmos antecesores del
folclor local. A través de las casas, calles, tiendas y restaurantes se escucha
todavía el relato de poetas llaneros, que, con aire musical, acompañan la ruta
y estadía de viajeros y pobladores.
Cuatros y
maracas resuenan en los parques y zonas comerciales de los municipios. Mientras
tanto, hombres con sombrero, camisa de manga larga y pantalón “arremangao”
transitan las vías de las localidades. Por su parte, mujeres que llevan faldas
de colores, alpargatas y blusas de cuello ancho hacen parte de la cotidianidad
del departamento.
La historia
de los ancestros vichadenses se preserva como testimonio de la identidad.
El coleo,
por ejemplo, es referente de la actividad llanera. Esta costumbre, convertida hoy
en espectáculo, se expone en las fincas ganaderas y zonas campesinas.
El nativo de
esta región oriental colombiana es amable y servicial; el tono de su voz es
elevado, pero respetuoso; las palabras se pronuncian con rapidez, casi como las
de una copla llanera. El llanero puede caminar descalzo, reconocer el sonido de
los animales y recorrer con la misma propiedad tanto las zonas selváticas como
los atractivos turísticos de su departamento.
En Vichada
conviven indígenas, blancos, mestizos y colonos. Sikuanis y piapocos, entre
otras comunidades aborígenes, se mueven al compás de danzas ancestrales, como
el bututo y el cacho venado. En los resguardos o en las vías del territorio se
combina el recuerdo de las razas primigenias con el presente de sus moradores.
Música, poesía,
baile y tradición son los elementos infaltables en esta oferta cultural vichadense.
Fuente: Guía
turística Vichada
Vive
Colombia