GUÍA VICHADA Balneario Tiestero

 







GUÍA VICHADA 

Balneario Tiestero

Este balneario natural, cercano a la desembocadura del río Bita, es foco de encuentro y reunión para turistas y lugareños, quienes llegan atraídos por las playas de arena blanca y la práctica de actividades náuticas, como el esquí y el canotaje. La pesca deportiva de pavones, cachamas y palometas se cuenta, además, entre las actividades preferidas por los asistentes. En el Tiestero se observan también bosques inundables, sabanas, ganzos del Orinoco, garzas rosadas, blancas y morenas. Desde el malecón de Puerto Carreño, y a diez minuto por vía fluvial, se alcanza este escenario de entretenimiento y recreación. Cada semana, especialmente en la época de verano, miles de visitantes se congregan para disfrutar del sol, el agua y la vegetación.


Cerro de La Bandera

A 90 m. s. n. m., y visible desde cualquier punto de la ciudad, se levanta este afloramiento rocoso. Desde allí se obtiene una vista panorámica de la capital vichadense y sus alrededores, entre ellos la República Bolivariana de Venezuela y el Escudo de la Guyana, en el costado oriental. También, la confluencia de los ríos Bita y Meta, hacia el Orinoco; ecosistemas típicos de la Orinoquía, entre ellos bosques de galería, bosques inundables, sabanas, formaciones rocosas y afluentes hídricos; y vegetación nativa, como chaparros, alcornoques, moriches y horqueteros.

Recorrer el cerro es caminar a través de una piedra precámbrica con más de 350 millones años. Adicionalmente, un sendero de 3 km, a través de ecosistemas, flora y fauna nativa; y un corredor biológico, formado por el cerro La Bandera y el cerro del Bita, respaldan su imagen com escenario de ecología, biodiversidad y recursos naturales.

Este atractivo se ha convertido, además, en epicentro de historia y enigmas. Pobladores locales cuentan que durante la dictadura del mandatario venezolano Juan Vicente Gómez, el jefe guerrillero Emilio Arévalo Cedeño escogió una cueva, ubicada en este cerro, como refugio y centro de reunión insurgente. Allí mismo —continúan los relatos—, una saliente rocosa parece representar la imagen de Jesucristo crucificado. Actualmente, la Cueva de Arévalo Cedeño’ se cuenta entre los lugares de visita obligada.


GUIA CUNDINAMARCA: FESTIVALES MUSEOS JARDÍN BOTÁNICO

Festival Iberoamericano de Teatro

En 1988, Fanny Mickey y Ramiro Osorio decidieron celebrar los 450 años de la fundación de Bogotá. Fiesta y teatro, bajo el lema “Un acto de fe”, serían los ingredientes principales del homenaje.

En adelante, el arte se tomaría la esce- na capitalina para consolidar uno de los eventos culturales más reconocidos a escala mundial. Calles, parques y recintos se inundan cada dos años con el arte de las comparsas, las danzas, la mímica y la actuación.

Festival de Rock al Parque

Guitarras eléctricas, frases que expresan el deseo de las nuevas generaciones, la energía inagotable de la juventud y la calidad de su música definen la escena del festival, reconocido como uno de los má importantes en Latinoamérica. En julio, la capital colombiana se llena de música, artistas, conversatorios, cultura y nuevos espacios de convivencia. Se realiza cada año en el Parque Simón Bolívar.

Museo Botero

La colección artística, producto de las obras donadas por el maestro Fernando Botero, se cuenta entre las más reconocidas en el ámbito nacional. Así, 123 obras, con técnicas de dibujo, acuarela, óleo, pastel y escultura, sustentan la importancia del atractivo como epicentro turístico y cultural de la capital. Adicionalmente, el museo alberga más de 85 representaciones, pertenecientes, en su mayoría, a autores que enmarcaron el rumbo artístico de los siglos XIX y XX, entre ellos Picasso, Renoir, Dalí, Matisse y Bonard.

Museo Nacional de Colombia

Varios procesos de edificación consolidaron uno de los escenarios culturales más reconocidos del país: construcción militar amurallada, entre 1874 y 1905; penitenciaría, hasta 1946; y sede del Museo Nacional, desde 1948, son algunos datos que evidencian la importancia de este atractivo como referente de la historia colombiana. Sus instalaciones albergan más de 20.000 piezas, entre vestigios arqueológicos, representaciones artísticas y objetos pertenecientes a comunidades ancestrales. Las historias, recuerdos y evidencias del pasado le valieron al museo la distinción como monumento nacional, en 1975.

Cra. 7 No. 28 - 66.

Jardín Botánico José Celestino Mutis

 Ecología, biodiversidad y conservación es la imagen que se evidencia a través de las 19 ha. que componen su extensión. Este foco de naturaleza, bautizado en homenaje al sabio español, promueve además el cuidado e investigación de la flora colombiana y especies nativas de la sabana de Bogotá. El sistemático, los circuitos de invernadero y las representaciones de bosques andinos, robledales, bosques de niebla y zona de coníferas se cuentan entre los escenarios más atractivos del lugar. El jardín botánico, fundado en 1955, tiene además lago,cascada, laboratorios, túneles de propagación y aula ambiental, entre otros escenarios.

Avenida (calle) 63 No. 68 - 95.


Leticia - La Capital

 

Leticia -  La Capital

Generalidades

Atractivos Turísticos

Desde el aire, Leticia se ve como el único claro entre un mar verde atravesado por una larga y ancha línea café que forma el río Amazonas. Leticia es, además, el lugar donde Colombia hace presencia con uno de los ríos más largos del mundo. Esta ciudad ofrece la posibilidad de sumergirse en la selva, pero con la infraestructura de las capitales colombianas, para hacer aún más acogedora la estancia. Así mismo, sirve de punto de salida y encuentro de todas las rutas que se adentran en la jungla.

Aparte de oficiar como capital del departamento, es el punto de enlace con Bogotá, capital de Colombia, y con otros destinos internacionales en el Amazonas peruano y brasileño. Su trazado urbanístico en medio de la selva es atractivo para los turistas. Gran parte de su trascendencia en el panorama colombiano radica en que representa la unión de tres países: la propia Colombia, Brasil y Perú. Se sitúa en la margen izquierda, aguas abajo del río Amazonas, y ofrece múltiples lugares turísticos, casi todos naturales.

Si bien el casco urbano no es muy extenso, su jurisdicción sí lo es y acoge una flora y fauna de reconocida importancia mundial. En sus alrededores se practica el ecoturismo y el turismo de aventura. Son muy famosas islas como la de los Micos, que hace honor a su nombre, pues en ella habitan grupos grandes de primates que se mueven en libertad y comparten con los visitantes.

Al partir de Leticia por el Amazonas, la simple navegación del río mar ofrece una experiencia poco común en otros lugares del mundo. En el trayecto a Puerto Nariño, por ejemplo, se divisan los paisajes selváticos, interrumpidos en ocasiones por la aparición de alguna población indígena.

En Leticia es fácil encontrar artesanías elaboradas por las diferentes comunidades indígenas; además, en sus calles y parques son fácilmente observables aves amazónicas que se hacen notar con sus cantos, o la victoria regia, el más grande de los lirios de agua y que aun es posible admirar en parques urbanos de la capital amazónica colombiana. También cuenta con museos como el Etnográfico del Hombre Amazónico, donde se puede aprender más de la cultura de las comunidades de la selva.

Leticia espera por los viajeros que quieren adentrarse y conocer los encantos de la selva amazónica.

Cómo movilizarse en Leticia

Cuando se llega a Leticia, se cuenta con el servicio de microbuses o colectivos, taxis, mototaxis y motocarros, que ayudan a desplazarse en la ciudad y hacia la vecina población brasileña de Tabatinga. Además, el servicio fluvial es común para los desplazamientos a las comunidades indígenas de la ribera del río Amazonas, al municipio de Puerto Nariño y recorridos fronterizos, como Benjamin Constant, en Brasil, y Santa Rosa o Caballo Cocha, en Perú.

Clima

Su temperatura mantiene el promedio del Amazonas, 28 °C, y se levanta a 96 m. s. n. m.

Tiene dos temporadas con intensidad de lluvias, una entre abril y mayo, y otra entre noviembre y diciembre.

Historia

Pocos conquistadores se aventuraron a adentrarse en los territorios del hoy llamado Amazonas. Francisco de Orellana, muy mencionado en la historia de esta zona, arribó hacia 1524, luego de adentrarse en el río desde su desembocadura en el Atlántico.

El hoy Departamento del Amazonas hacía parte del Cauca, de extensiones inmensas, pues comprendía casi la totalidad de territorios del sur y occidente del país; incluso más amplio que lo visto en el atlas, toda vez que luego de litigios e incluso intentos de ataques bélicos dió kilómetros cuadrados de extensión, generalmente con Perú. Luego de varios acuerdos se definió que el denominado Trapecio Amazónico fuera la salida de Colombia al río Amazonas.

La bonanza del caucho en el siglo XIX motivó la llegada de colonos a estas tierras.

Por ello, el 25 de abril de 1867, el ingeniero peruano Benigno Bustamante fundó una población en el punto que, en tierra colombiana, servía de encuentro con Perú y Brasil. Bustamante oficiaba como gobernador de Loreto (Perú) y el nombre inicial para el poblado fue el de San Antonio.

El 15 de diciembre de ese mismo año el nombre le fue cambiado por Puerto Leticia. El nombre fue cambiado por otro ingeniero peruano, Manuel Charón, en honor a una joven residente en Iquitos llamada Leticia Smith.

Así siguió llamándose este lugar, que fue tránsito de primer nivel de expedicionarios, viajeros, comerciantes y colonos.

Leticia hace parte de las crónicas de viaje de hombres que llegaron allí como seres anónimos, por ejemplo Ernesto Guevara, que jugó fútbol allí, como narraría después. Él se detuvo en Leticia, pero en Leticia nadie se detuvo en él. El mundo sí, más tarde, cuando a su nombre se le agregó el apodo del ‘Che’.

El siglo XX dejó un crecimiento acelerado en Leticia. En marzo de 1900 se creó el puesto aduanero aledaño al puerto de Tabatinga, en Brasil. Más tarde, en 1930, se erigió como municipio, más como una estrategia política del Estado colombiano, pues no contaba con los requisitos mínimos para recibir tal distinción.

En 1932, un grupo de peruanos tomó por asalto el municipio y ejerció soberanía sobre él por un año. El tratado de Río de Janeiro definió que Leticia y el Trapecio Amazónico formarían parte definitiva del mapa colombiano.

Fuente: Amazonas Guía Turística

Colombia

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