El pueblo Yanacona habita en el departamento del Cauca, principalmente en la zona del Macizo colombiano. Los Yanaconas se resistieron a la extinción cultural y física desde el siglo XVIII y XIX, y en la actualidad experimentan un proceso de reetnización1, de recuperación de su identidad y de reconocimiento y reivindicación cultural, social, económica y política. Razón por la cual su plan integral de desarrollo se titula “Reconstruyendo la casa” (Zambrano, 2004).
Censos y Demografía
El Censo DANE 2005 reportó 33.253 personas que se reconocen como pertenecientes al pueblo Yanacona, de las cuales el 50,2% son hombres (16.684 personas) y el 49,8% mujeres (16.569 personas).
El pueblo Yanacona se concentra en el departamento de Cauca, donde habita el 85,6% de la población. Le sigue Huila con el 6,1% (2.024 personas) y Valle del Cauca con el 3,2% (1063 personas). Estos tres departamentos concentran el 94,8% poblacional de este pueblo. Los Yanacona representan el 2,4% de la población indígena de Colombia.
La población Yanacona que habita en zonas urbanas corresponde al 18,1% (6.026
personas), cifra inferior al promedio nacional de población indígena urbana que es del
21,43% (298.499 personas)
Territorio y territorialidad
El territorio Yanacona corresponde a una parte significativa de lo que se conoce como el Macizo Colombiano. El área que se incluye dentro de tal frontera del territorio en la actualidad titulado a los Yanaconas, según indicios arqueológicos es uno de los escenario de las culturas más antiguas de de Colombia, asentada en este territorio hace más de 3000 años (Guhl, 1940 citado por Zambrano, 2004).
La delimitación geográfica del Macizo Colombiano, coincide con el área en los registros del siglo XVI, existía a la llegada de los españoles y que en buena medida quedó incorporada dentro de lo que se llamó la “Ciudad y Jurisdicción de Almaguer en la Gobernación de Popayán del Nuevo Reyno de Granada”, cuyos límites eran el valle del Río Guachicono al norte; el Valle del Patía, al occidente; y la del Juanambú al sur; el Alto Valle del Caquetá, al suroccidente, y el Páramo de las Papas, al nororiente. (Romoli: 1962 citado por Zambrano, 2004).
Los Yanaconas se relacionan con su ambiente bajo el principio de “conservar usando”, que se refiere a la actitud de cuidado que media el uso de los recursos naturales, para, y explotar, distribuir y consumir, productos agrícolas, artesanos y ganaderos, procurando el máximo provecho de los recursos naturales y humanos, garantizados por los conocimientos tradicionales de la cultura yanacona (Zambrano, 2004).
Visibilización e inclusión
Los Yanaconas son producto complejos procesos históricos, con constantes procesos de transformación. El proceso de organización del Pueblo Yanacona busca la recuperación de su identidad como pueblo y de muchos aspectos valiosos de su cultura ancestral, como la cosmovisión, la recuperación de su lengua tradicional, el Quechua, el reconocimiento de su existencia y el fortalecimiento de sus autoridades de cabildo, como la Comisión Permanente Yanacona, y la Unidad Yanacona.
Para definir estos puntos, el pueblo se realizó ocho encuentros regionales, en los que sus autoridades, se reunieron en el Cabildo Mayor del Pueblo Yanacona y en la Comisión Permanente Yanacona. Este proceso tiene sus gérmenes en los permanentes conflictos por la tierra en la región, desde el advenimiento de los españoles, y en las luchas legales de los pueblos indígenas relatadas por Juan Friede (1940) en su obra “El indio en la lucha por la tierra”, donde se encuentran documentados los primeros rasgos de su unidad (Zambrano, 2004).
El Plan de Vida Yanacona expresa como preocupaciones, la presencia de cultivos ilícitos y grupos armados al margen de la ley en el territorio Yanacona; los altos niveles de desplazamiento forzado; la permanente violación del derecho internacional humanitario; la escasez de tierras para trabajar; el mal manejo del medio ambiente; las fumigaciones aéreas sobre el territorio Yanacona y todas las consecuentes afectaciones a la comunidad; el bajo rendimiento y la pérdida gradual en la producción agrícola y pecuaria; los altos niveles de desnutrición, principalmente en los niños; los altos niveles de morbilidad y mortalidad; la falta de vías de transporte; la deficiencia de sistema de aprovisionamiento de Servicios Públicos; el desconocimiento y subvaloración institucional de los conocimientos, saberes y recursos humanos propios de la medicina tradicional indígena.
Fuente: Ministerio de Cultura República de Colombia