Guía Turística Colombia Amazonas Historia del Amazonas


  

Guía Turística Colombia
Amazonas

Historia del Amazonas
La categoría de departamento llegó al Amazonas el 6 de julio de 1991, con la promulgación de la actual Constitución Política de Colombia. Hasta ese momento,
unas veces había sido intendencia y otras veces comisaría, en los llamados ‘territorios nacionales’, divisiones territoriales que ya no existen en el país.
Este departamento ha conservado gran parte de su riqueza natural, toda vez que
la mayoría de su territorio está cubierto de selva. El conquistador español Francisco
de Orellana, quien exploró Ecuador, Perú y Brasil, es recordado como el descubridor
del río Amazonas, y se internó en sus aguas.
Incluso fue el mismo Orellana quien nombró al río y su zona circundante como
‘Amazonas’, pues aseguró que algunas mujeres atacaron su flota. El español
relacionó a las guerreras con las amazonas de la mitología griega y por ello
el nombre. Sin embargo, historiadores y antropólogos aseguran que en la zona
nunca han existido mujeres guerreras, y explican que Orellana se confundió, porque
en realidad lo atacaron hombres de cabellos largos.
La hegemonía del Amazonas colombiano recayó en Popayán; sin embargo, la
concentración del poder en las regiones Andina y Atlántica llevó a que gran parte
del territorio se perdiera ante el acoso de peruanos y brasileños. Incluso, en un
momento de la historia Colombia no tuvo acceso al río Amazonas, situación que se
clarificó cuando Perú y Colombia legitimaron sus fronteras, a principios del siglo XX.
Esos tratados dejaron el acceso de Colombia al río Amazonas con el llamado ‘Trapecio
Amazónico’, y una ciudad como Leticia, fundada por peruanos, pasó a ser la principal
población de Colombia en la Amazonia.
Aunque la historia del Amazonas está exenta de las confrontaciones bélicas
que han marcado parte de los acontecimientos del interior del país, la explotación
del caucho entre 1870 y 1920 atrajo colonizadores de varios países, quienes
explotaron, con esclavitud o reducción, a siervos de poblaciones indígenas, mestizas,
mulatas y negras. Sin embargo, esto es historia ya lejana.
En los últimos años, el Amazonas ha gozado de la bonanza del turismo ecológico,
que cada vez es más atractiva en el mundo, y lugares como Leticia han constituido
una infraestructura que permite atender a los turistas y viajeros que desean explorar
las características naturales y culturales del río Amazonas, la selva que lo acompaña
y las comunidades que allí habitan.

Cultura y Tradiciones
Gracias a la poca penetración de la colonización occidental en las selvas colombianas del Amazonas, la riqueza natural y cultural de muchas culturas precolombinas
se ha mantenido casi intacta, aunque otras han vivido un intercambio con otros grupos,
especialmente blancos y mestizos provenientes de países como Perú, Brasil y Colombia, situación que se hace notoria en lugares como Leticia, donde la pluricultural es una de sus mayores características.
Los indígenas que predominan son de las etnias huitoto, yagua, cocama y ticuna;
esta última es la de mayor presencia en las comunidades asentadas en la ribera
amazónica. Los huitotos se concentran entre los kilómetros 6 y 10, en la vía
de Leticia al corregimiento de Tarapacá.
Son pequeños resguardos que han quedado tras su movilización de los departamentos
de Putumayo y Caquetá. En sus familias prima la exogamia; es decir, las parejas se conforman por miembros que no tienen parentesco alguno, a diferencia de otros grupos. Esta comunidad mantiene sus creencias, tradiciones y un enorme respeto por la naturaleza.
El hombre mambea y la mujer cocina y se dedica a los oficios domésticos. “Mambear”
significa masticar un polvo de hojas secas de coca y yarumo, que combinan con ambil, un extracto del tabaco.
Mambean para buscar soluciones, para educar y estar felices. Habitan en malocas que, al mismo tiempo, son centros ceremoniales en los que realizan sus ritos y danzas. Viven de la pesca y de lo que producen las chagras (los cultivos).
Los ticunas se localizan en Leticia, en Puerto Nariño y en las distintas comunidades
asentadas a orillas del Amazonas.
A pesar de haber entrado en contacto con los colonos y de abandonar algunas de sus costumbres, aún hay grupos indígenas que mantienen las tradiciones como una forma de transmitir a las nuevas generaciones la esencia de sus orígenes, representada en la lengua nativa, las danzas, el vestuario, los ritos y las creencias.
Por ejemplo, algunas familias ticunas aún celebran la pelazón, un acontecimiento
que se deriva de la primera menstruación de la mujer, cuando su familia la aísla del
resto de la comunidad, mientras su padre sale en búsqueda del masato y de la comida que ofrecerá a los invitados de la ceremonia en honor a la muchacha.
En dicho acto, que tiene como fin augurarle un buen porvenir a la joven, ésta es pintada
de negro con un tinte que extraen del fruto llamado huito. La creencia nativa establece
que en esta ceremonia se libra a la joven de las enfermedades y se le proporciona suerte para que consiga la pareja ideal.
En noches especiales, la comunidad ticuna se reúne para bailar danzas típicas que representan momentos de su cotidianidad, como los bailes del pescado y del chulo. Para estas representaciones acuden a los trajes autóctonos hechos con fibras naturales, como la yanchama, tela extraída de un árbol; y tintes de huito, achiote y azafrán. Los accesorios, como collares y coronas, se caracterizan por el uso de colmillos y plumas de animales, al igual que semillas, como las del árbol del jabón y las lágrimas de San Pedro.
En Leticia y Puerto Nariño, las características culturales toman otras connotaciones,
pues conviven tradiciones de diferentes grupos de Colombia y otros países. A lo largo del año son frecuentes las fiestas y celebraciones propias y de las colonias.
Por esto mismo, la gastronomía y la música de cada región encuentran espacio en estos dos cascos urbanos.
Además de la riqueza natural del Amazonas, el patrimonio pluricultural es uno de
los atractivos de un departamento que, como éste, ha dejado costumbres congeladas
en el tiempo para beneficio de la humanidad
Fuente: Guía Turística Colombia
Amazonas Vive Colombia

PALENQUE DE SAN BASILIO Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad


  

PALENQUE DE SAN BASILIO
Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad

El entente cordiale en 1713
Con la zozobra natural de una situación exterior de guerra, los cimarrones de los Montes de María se reagruparon hacia adentro del territorio del Palenque para intentar reconstruir un pueblo, según el modelo de los anteriores destruidos. Se mantuvieron invisibles durante el tiempo suficiente para organizarse y lograr negociar de nuevo el reconocimiento de la libertad, el territorio y la autonomía de gobierno.
El reconocimiento de la libertad llegó por fin en 1713 cuando se celebra por mediación del obispo de Cartagena Antonio María Casiani, un entente cordiale entre el gobernador Francisco Baloco Leigrave y los palenqueros de un palenque situado en las faldas de los Montes de María, acompañado de un perdón general y goce de libertades.14 Los términos de este reco-nocimiento son los mismos que los estipulados en las anteriores negociaciones propuestas por los cimarrones a la Corona: Libertad reconocida, Territorio demarcado y Autonomía de gobierno, tres necesidades básicas para delinear un sentimiento de identidad y pertenencia.
El documento original de la firma del pacto de paz o entente cordiale, como le llama Arrázola y como se denomina corrientemente en la historia oral, no se ha encontrado como documento escrito, se supone que fue un acuerdo de palabra, debido a que el obispo no podía negociar a nombre de la Corona, sino actuar como mediador con una merced real para su
nos de la paz, argumentando que “siendo innegable que sin el presupuesto infalible de su libertad general y absoluta, no vendrán a reducirse”, aceptando la totalidad de lo pedido por los cimarrones:
• Reconocimiento de la libertad, sin ser castigados por su fuga, ni ejercer ningún tipo de represalias.
• Demarcación del territorio con el derecho de uso productivo.
• Trato jurídico y fiscal igual a la población libre.
• Autonomía de gobierno.
• En el caso de levantamiento, serían tratados como vasallos alzados.
• Por su parte, se comprometían a no guerrear, y a no recibir cimarrones en el Palenque.12
La real cédula desató la guerra y como era de esperarse, las autoridades y los esclavistas no aceptaron la decisión del Rey, y se hizo de la misma manera como se hacía con las órdenes reales de difícil cumplimiento: “se obedecen pero no se cumplen”.13 Debido a la gravedad de la situación, se acuerda en reunión del 31 de mayo de 1693, que se reconozca la libertad solamente a los cimarrones que por haber nacido en los arcabucos de los Montes de María no tenían dueño, es decir a los criollos sin amo porque era imposible pagarles a los dueños el valor de la libertad de sus esclavos “huidos y alzados”. Así se cumplía con la cédula y no se daba pie a la oposición de los amos y los hacendados.
No contaban con la reacción de los palenqueros, puesto que aceptar una medida así significaba desintegrar los palenques, des12
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Arrázola: Palenque primer pueblo..., págs. 105 y siguientes. - A.G.I., Santafé. 213.
13 Arrázola: Palenque primer pueblo...,pág. 120.
14 Arrázola: Palenque primer pueblo...pág. 268. La misma referencia la traen: Urueta en los Documentos para la historia de Cartagena; Aquiles Escalante y Nina de Friedemman en sus estudios sobre el Palenque.
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intervención, como efectivamente sucedió. De todas maneras, por una carta de abril de 1716, que le dirige al Rey el Gobernador de Cartagena Jerónimo de Badillo, se puede deducir que Fray Antonio María Casiani, desde que llegó a Cartagena a tomar posesión en 1713 de la diócesis a él asignada, dio claras muestras de su posición a favor de la libertad de los palenqueros y de la defensa de los cimarrones.15
Dice Arrázola, ya conocemos en términos generales el texto de este verdadero pacto entre naciones o, por lo menos entre la Provincia de Cartagena de Indias, colonia de España, y el pueblecito de San Basilio de Palenque, perdido en las afractuosidades de la sierra de María de aquel territorio; entre una muchedumbre de blancos y un puñado de negros que por fin se habían hecho reconocer como seres humanos.
Fuente: PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA
MINISTERIO DE CULTURA / INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Entidades Asociadas:
Consejo Comunitario Kankamaná de Palenque de San Basilio
Corporación Festival de Tambores y Expresiones Culturales de Palenque de San Basilio
Institución Educativa Técnica Agropecuaria Benkos Bioho
Bogotá D.C., Colombia,
Octubre de 2002.

Distrito páramos de Miraflores Complejo Miraflores


   

Distrito páramos de Miraflores
Complejo Miraflores

Generalidades
El complejo de páramos de Miraflores se ubica en el extremo sur de la cordillera Oriental, en un rango altitudinal entre 3.300 y 3.470 metros, y en los departamentos de Huila y Caquetá. Con una extensión de 2.903 hectáreas (ha), su importancia radica en ser origen de algunos cursos de agua como río Blanco, quebrada San Antonio, El Toro y El Pescado. Además, presenta cercanía a las veredas El Bosque, El Reflejo, San Antonio, San José, San Pablo, Ventanas, La Pradera, El Batán, El Cidral, El Líbano, El Vergel, La Cañada, Las Mercedes, Los Sauces y Villa Rica (Porras-R. y Téllez, 2006).
El complejo se encuentra en territorio de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (Corpoamazonia, 20,8%) y la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM, 79,2%). Esta última, en vista de la importancia ecosistémica
del complejo, ha promovido la declaración de esta zona como parque regional, ya que el cerro páramo de Miraflores es considerado un ecosistema estratégico y reserva hidrológica (CAM e Ingenieros y Biólogos Ltda. -IB-, 2006).
Aspectos ecológicos
Características ecosistémicas
Por su ubicación, se considera al complejo dentro de la provincia norandina, en especial en el distrito selva andina Caquetá-Huila (Hernández Camacho et al., 1992). Porras-R. y Téllez (2006) señalan para el área de páramo de Miraflores los ecosistemas de subpáramo y de bosque altoandino, principalmente.
El IAvH (2006) identifica en la zona seis ecosistemas naturales, los cuales están representados por páramos (60%) y áreas boscosas (40%) que se desarrollan en una geoforma de montaña fluviogravitacional y con climas de muy húmedo a pluvial (Tabla 2).
Características físicas
Se considera que el complejo de Miraflores presenta un clima muy frío y muy húmedo, con temperaturas promedias entre 7 y 12 ºC y precipitaciones anuales mayores a 2.000 mm (CAM e IB, 2006 y Porras-R. y Téllez, 2006). El régimen de precipitación se considera monomodal y la evapotranspiración es baja, sin ningún nivel de deficiencia
de agua.
El complejo presenta rocas metamórficas pertenecientes al grupo migmatitas de Florencia, compuesto por granudolitas máficas, gneis y anfibolitas.
El relieve es principalmente montañoso, de origen fluviogravitacional, con tipos de relieve dominados por filas y vigas y pocas geoformas glaciáricas. Las pendientes son pronunciadas con gradientes superiores al 50%. Los suelos son poco desarrollados, superficiales, bien drenados y arcillosos; la fertilidad es baja y dominan las bases de
hierro (CAM e IB, 2006 y Porras-R. y Téllez, 2006).
La clase dominante de suelo es Udorthents.
La CAM e IB (2006) señalan que “la región posee la mayor oferta hídrica, pero también
la menor demanda por unidad de superficie en el Huila, tiene la capacidad de generar importantes excedentes de agua que exporta a otras regiones” (CAM e IB, 2006).
Su importancia hidrográfica se debe a que abarca las cabeceras de cinco zonas hidrográficas de las áreas del Magdalena-Cauca y Amazonas (Tabla 3, Ideam, 2006). De tal forma se distinguen como cursos hídricos para el Magdalena el río Loro, quebrada El Majo, Honda y La Guandinosa, y hacia el área del Amazonas las quebradas Anayá y Nepal, tributarias del río Guayas (Porras-R. y Téllez, 2006)
Características bióticas
-Flora
Debido a su importancia en cuanto a la cobertura se reconocen algunas especies como
Gaiandendron punctatum y Tibouchina grossa, además de elementos de los géneros Weinmannia, llex, Espeletia, Vaccinium y Miconia (Porras-R. y Téllez, 2006). Por otra parte, CAM e IB (2006) consideran los siguientes tipos de vegetación para el cerro de Miraflores: bosque natural, bosque secundario, rastrojo, matorral de páramo, pajonales
y bosque achaparrado. Por su parte, Rangel-Ch. (2000) registra para este páramo Diplostephium fernandez-alonsoi, Gynoxys littlei, Ficus insipida, Prescottia stachyodes y Aulonemia trianae.
-Fauna
CAM e IB (2006) señalan la presencia del periquito de los nevados (Bolborhynchus ferrugineifrons), especie considerada endémica. Lo anterior se presenta como un nuevo reporte en el Huila, y además se observan, entre los 3.000 y 3.200 msnm, mariposas como Dione glycera, Hypanartia dione, Hypanartia lindingii, Idioneurula erebioides,
Pedaliodes empusa y Steremnia selva.
Fuente: www.paramo.org

Guía Turística Valle del Cauca Consejos para el Viajero


   

Guía Turística Valle del
Cauca

Consejos para el Viajero
Cada vez más personas salen de los caminos tradicionales del turismo y se adentran en los parques naturales, las reservas de la sociedad civil y áreas comunitarias, espacios para conservar.
Minimizando el impacto del turismo El turismo de naturaleza se ha ganado un espacio titular como estrategia nacional para mostrarle al viajero todas las bellezas naturales que tiene el país, para así conseguir proteger estos lugares, defenderlos de malos usos y trabajar en pro de la conservación. Sin embargo el turismo puede también amenazar es-tas áreas si los visitantes y administradores de los recursos no toman las medidas adecuadas y actúan de forma respetuosa con el entorno, minimizando su impacto. En manos de los visitantes está el lograr hacer del eco turismo una alternativa para viajar de una forma profundamente respetuosa de la cultura y las riquezas.
ambientales del país. El viajero ético debe conocer profundamente los límites que buscan por encima de todo el respeto del entorno, aprender sobre los ecosistemas, disfrutar y visitar los maravillosos secretos que ofrece el país. En la medida que la afluencia de visitantes a estos espacios naturales aumenta, los impactos negativos sobre el medio ambiente y por ende sobre la belleza paisajística son evidentes, si no existe un plan estratégico de cuidado y manejo adecuado del entorno. En este contexto, los diferentes actores de la industria turística, tales como operadores turísticos, autoridades municipales y departamentales y autoridades ambientales, entre otros, juegan un papel muy importante. que consiste en mantener y cuidar los espacios naturales, y promover en los visitantes actitudes adecuadas para el desarrollo de actividades al aire libre que
sean reconocidas como prácticas de turismo responsable y sostenible.
A nivel internacional, un gran número de países han sido pioneros en la definición
e implementación de estrategias para la disminución de impactos ambientales
derivados de las actividades al aire libre y del turismo de naturaleza. En este sentido, muchos países en América han venido adoptando el programa de “No
Deje Rastro – Sin Dejar Huellas”4, que busca proveer al turista de herramientas
para llevar a cabo sus actividades al aire libre de una forma más organizada, minimizando su impacto y comprometiéndose con el cuidado ambiental. El programa
“No Deje Rastro” se ha convertido en la vía de articulación con operadores turísticos, administradores de áreas naturales protegidas y el público en general, para promover el uso responsable de las áreas silvestres a través de la aplicación de técnicas de mínimo impacto.
Para esto, se han identificado siete principios, los cuales en el fondo se basan en promover la necesidad de pensar antes de actuar y actuar de forma ética y consciente.
Siete principios básicos
Los actores del turismo encontrarán en estos principios una guía que, junto con la razón y el deseo de actuar éticamente, permitirán un desarrollo sostenible.
1. Prepare y planifique con anticipación.
2. Viaje y acampe sobre superficies durables.
3. Disponga adecuadamente los desechos.
4. Deje lo que encuentre.
5. Minimice el uso e impacto de las fogatas.
6. Respete la vida silvestre.
7. Sea considerado con otros visitantes y con los habitantes locales.
Estos 7 principios son los fundamentos a partir de los cuales los participantes de las actividades inician la práctica del turismo responsable y ético. Para garantizar las buenas prácticas, la mejor recomendación que pueden seguir es pensar y cuestionarse antes de actuar, buscando respuestas que nos indiquen con claridad si nuestras acciones al viajar a sitios naturales son ambientalmente éticas o no. Su conciencia ambiental le dará la respuesta a esta pregunta y cuando regrese a casa debería tener la certeza de que los sitios que visitó quedaron mejor que como los encontró.
Fuente: Guía Turística Valle del
Cauca

CULTURA CALIMA - VIDA DIARIA - CARACTERÍSTICAS

  CULTURA CALIMA VIDA DIARIA CARACTERÍSTICAS La principal actividad económica de esta cultura estaba basada en el comercio de sus esculturas...